viernes, 20 de noviembre de 2009

Pensá despacio que estoy hablando.

Un mes es todo el tiempo que me queda para terminar con el proyecto, corregir, volver a corregir, hacer las entrevistas, recopilar el material que va para los anexos, darle formato, preparar la presentación y, claro, estudiar para la defensa.

Si la tesis era el karma uno, la defensa oral casi que le pelea el podio.

Ya me veo temblando, muda, frente al solemne tribunal de señores serios y de barbas largas. (No se si es exactamente el reflejo de cómo va a ser en realidad...pero es lo que mi imaginario -que no coopera en absoluto-indica).

Barba I:- ¿Qué postura representa el Lic. Piscitelli respecto del uso de los nuevos medios?
Yo:- ........................................
Barba II: Pero vamos, m'hija...lo estuvo estudiando durante los últimos meses. Dígalo con sus palabras, anímese.
Yo:- ........................................
Señor Barbudo III: Vamos hermana, tu puedes. Tomémonos de las manos. Siente la vibra, siéntela y que fluya: Podemos, podemos, podemos.
Yo:- (Creo que ahí me bajó la presión y me desmayé)

Si, es verdad, más o menos vengo durmiendo con Piscitelli y Mc Luhan, y Howard Rheingold y unos cuantos gurúes del nuevo Marketing que no conozco, pero el mismo imaginario me dice que deben ser terribles chantas. Mis noches últimamente son grandes orgías de conocimiento.

Pero igual, eso no quita que tenga una fobia importante a hablar en público. Es digno de una parodia, una comunicadora incapaz de comunicarse...al menos en voz alta, y frente a desconocidos.

Me resulta mucho más natural contar las cosas por escrito. Puedo agarrar mi anotador y llenarlo en dos minutos con las ideas que van surgiendo encadenadas en el mismo momento en que las pienso; no así cuando tengo que verbalizarlas.

Me consoló bastante mi psicólogo cuando en la última sesión, a raíz de otro tema, me dijo: "El hombre que más rápido habla en el mundo puede decir cuatrocientas palabras por minuto. ¿Sabés cuántas palabras podés pensar en el mismo tiempo? Mil doscientas."

Ok, es oficial. Mi cabeza va mucho más rápido que mi lengua.
Igualmente voy a tener que solucionar ese temita y me queda sólo un mes para ponerlo en práctica.

Creo que le voy a decir a mi cerebro: Media pila! Pensá despacio que estoy hablando.


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