viernes, 20 de noviembre de 2009

Eventos

No se a qué se debe exactamente, pero todos los eventos tienden a comprimirse sobre los dos o tres últimos meses del año.
¿Qué onda? ¿Sentirá la gente que el 31 de diciembre los seres queridos caducan?
Por suerte me di cuenta hace tiempo que no existe diferencia real respecto al antes o después de fin de año. Hagan la prueba de analizar realmente -ignorando toda la parafernalia propia de las fiestas- qué se siente un primero de enero con respecto al día anterior.
Nada distinto.

Por eso intenté relajar totalmente o al menos atenuar un poco las tensiones propias del "se viene fin de año, no llego, no llego..."

Aunque ese sentimiento resurgió ahora, todo de golpe, desde que asumí que éste fin de año es mi plazo para recibirme.

Y como el resto del mundo todavía no se plegó a mi filosofía de "no-amontonemos-eventos-a-fin-de-año", los eventos están. Y pese a que llueva, truene o se pronostique cautiverio por tesis, hay algunos que no se pueden omitir.

Con mi novio, por ejemplo, no medimos la relación en meses...debemos ir por los 8..9..quién sabe.
Pero sí sabemos que llevamos 2 casamientos, una comunión, unas bodas de oro y un promedio de 1,5 cumpleaños por fin de semana. Además, con la particularidad de que los últimos nos llevaron a frecuentar: Mercedes, Rosario, 9 de Julio, Areco, Mercedes otra vez.....
Fin de semana afuera = chau tesis.

Cuando se trata de cumpleaños, la fecha es incuestionable.
Cuando se trata de casamientos...bueno, ni hablar.
Comuniones, bautismos... claramente. Y mas si el involucrado es el ahijado de una.

Y después me encuentro a mi abuela, copa en mano, que en plena fiesta familiar me dice: "¿Y nena? ¿Cómo vas con la tesis? Dale, terminala..... SÉ BUENA".



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